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miércoles, 24 de abril de 2024 16:05h.

Rajoy, entre Merkel y Hollande

Los políticos europeos –líderes, les llaman algunos, quizá con ironía fina- serían buenos si no hubiera mercados financieros, pero como los hay –al menos de lunes a viernes-, es evidente que no lo son. Ellos van a un ritmo propio del siglo pasado y los mercados están en el siglo XXI.

Los políticos europeos –líderes, les llaman algunos, quizá con ironía fina- serían buenos si no hubiera mercados financieros, pero como los hay –al menos de lunes a viernes-, es evidente que no lo son. Ellos van a un ritmo propio del siglo pasado y los mercados están en el siglo XXI. Entre que la maquinaria europea de Bruselas es lenta por definición, que Merkel es reacia a tender la mano y que a Rajoy también le gusta marear la perdiz, ni resuelven los problemas de fondo ni gestionan las urgencias del día a día.


En ese contexto, España es una autonomía de un Estado federal europeo que sabe que debe existir –sin ir más lejos, para salvar el euro-, pero que a día de hoy no existe. Lo explica bien la canciller Merkel con un ejemplo sencillo: si Europa le concede directamente fondos a la maltrecha banca española, ¿quién controla después a sus financieros, si éstos no dependen del Banco Central Europeo, sino de un Banco de España que en los últimos años tampoco ha controlado sus fechorías? El mero hecho de que Merkel desconfíe de los banqueros españoles, en la medida que quiere imponerles requisitos y garantizar que los cumplen, ya quiere decir mucho de cuál es el nivel de confianza entre unos y otros.

La crisis del euro obligará a Europa a refundarse, entre otras cosas para dotarse de una política fiscal y monetaria común, que alumbrará los eurobonos, pero mientras culmina un proceso de semejante calado, los países con problemas inmediatos sufren las consecuencias, que pagan muy caro, vía sacrificios de la gente corriente, y no de esos grandes políticos europeos que hablan desde los pedestales. ¿Quiere decir esto que Europa no se mueve? Tampoco. Claro que están pasando cosas, pero todo va a un ritmo muy lento que para España se convierte en un precio muy alto. De entrada, la Unión Europea intentará combinar las políticas de ajuste fiscal que apadrina la alemana Angela Merkel con un keynesianismo light que abandera el francés François Hollande, lo cual tiene sus ventajas frente a la situación anterior, pero sigue sin dar respuesta a los verdaderos retos de Europa para el siglo XXI. @J_L_Gomez

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