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domingo, 05 de mayo de 2024 00:02h.
Opiniones

Zapatero no ata ni desata

¿A qué diablos espera Zapatero?, se pregunta Fernando Jáuregui, el analista político que ha glosado más sucesiones de líderes políticos en España.

¿A qué diablos espera Zapatero?, se pregunta Fernando Jáuregui, el analista político que ha glosado más sucesiones de líderes políticos en España. El problema de Zapatero es que no solo se lo pregunta Jáuregui, sino sus propios compañeros del PSOE, donde hay gente que quiere seguir y otra que desea abrirse paso, pero que si algo no tolera es que se ponga en riesgo el rumbo de la nave. El PSOE es la fuerza que ha gobernado más tiempo en la España democrática, es probablemente el partido que más se parece a la actual estructura sociopolítica del país y, por muchos problemas que tiene, que los tiene y graves, tampoco quiere suicidarse. Zapatero, con su parsimonia e indefinición, está poniendo en peligro un proyecto ampliamente compartido, que junto con el PP y otras fuerzas como CiU o IU constituyen el andamiaje básico de la democracia española, a veces para bien y otras no tanto.

Parece evidente que Zapatero debe aclararse cuanto antes, tanto si se va como si se queda. Y si fuese éste el escenario, no solo debería decirlo, sino poner orden en sus propias filas, donde ya afloran declaraciones y decisiones políticas que no solo afectan al PSOE sino al conjunto del país, justo en un momento en que si algo precisa España es tener las ideas claras y proyectar una imagen de seguridad y de buen gobierno. Rubalcaba, Bono, Chacón e incluso Fernández Vara o cualquier otro aspirante que surja en un proceso ordenado de primarias o de relevo directo tampoco están ganando puntos en este contexto, hasta el extremo de que el brillo de alguno de ellos puede palidecer antes de saltar a la palestra.

Se nota, de paso, que en el PSOE falta la mano firme de José Blanco, ahora embarcado en aventuras ministeriales que le restan protagonismo en Ferraz. Ya hay cierto desorden interno, barones que no cumplen las instrucciones y esa circunstancia no augura nada bueno para el Partido Socialista. De alguna manera se repite la historia de Guerra. Sin él, Felipe González nunca fue lo mismo. Aquí todavía no se ha llegado tan lejos, porque se supone que Blanco sigue al lado de Zapatero, pero no es menos cierto que no todo es como fue.

El debate sucesorio en el PSOE, si es que finalmente se da una vez que Zapatero anuncie su marcha, coincide en Galicia con otro no menos importante para el PSdeG: más que su liderazgo está en juego a veces su ideario. Es un debate que parece eterno, como si sus dos almas, la genuinamente socialista y la galleguista, no supieran conciliar. Aunar ambas corrientes y compartirlas con la sociedad es la gran asignatura pendiente de los socialistas gallegos, que aún así sobreviven con relativa comodidad en las ciudades, sin ser capaces de trasladar esa fuerza al conjunto del país, de ahí su menor dimensión política frente al PP en Galicia, pero no en ciudades como A Coruña o Vigo. Para el PSdeG no pintan mal las municipales, el PP lo sabe y quiere embarrar el campo, al precio que sea.Pachi’ Vázquez está dando muestras de resistir ese ataque, pero no vaya a ser que le fallen los de Madrid.