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domingo, 05 de mayo de 2024 00:17h.
Opiniones

Una esperanza por casualidad

Las líneas maestras del nuevo mapa financiero español están cada día más definidas: el modelo será bancario. Sin embargo, la letra pequeña ni siquiera está escrita. Todo depende ahora de los estados financieros de las entidades, pero también de la política. Galicia tiene pocos triunfos para la partida financiera, pero tampoco menos que otros, y políticamente no juega o juega a enredar.

Las líneas maestras del nuevo mapa financiero español están cada día más definidas: el modelo será bancario. Sin embargo, la letra pequeña ni siquiera está escrita. Todo depende ahora de los estados financieros de las entidades, pero también de la política. Galicia tiene pocos triunfos para la partida financiera, pero tampoco menos que otros, y políticamente no juega o juega a enredar. El partido que gobierna en la Xunta es una sucursal del PP cuyo verdadero juego no es Galicia, sino usar Galicia como arma arrojadiza contra el Gobierno socialista. El primer partido de la Oposición también subordina su estrategia de fondo, en su caso por su dependencia del PSOE y del Gobierno central. Y el nacionalismo gallego tiene dos hándicaps: poco peso para negociar en Madrid, al estilo de PNV o CiU, y una táctica política que le lleva a pedir sueños más que realidades. En resumidas cuentas, que habrá bancarización de la caja, también de la gallega, como anunció Xornal en momentos en los que la Xunta y el BNG andaban metidos, por cierto, en otros líos. Quizá lo más curioso del caso es que puede darse la paradoja de que lo que negocian los catalanes en Madrid termine por beneficiar los intereses de Novacaixagalicia, ya que si salvan de alguna manera CatalunyaCaixa, eso no le viene mal a NCG. En el mejor escenario, la caja gallega podría aspirar a no perder el control del banco en que se transformará, lo cual a estas alturas no parece poco.

Lo que si ha demostrado Galicia, una vez más, es que hace oposiciones para ser un ‘impaís’. En vez de negociar unidos en Madrid, cada uno va por su lado, y en vez de cerrar filas en NCG se montan números de mal estilo entre Vigo y A Coruña que dan pie a unas divisiones internas que ojalá el tiempo permita superar.

La política y la economía, sobre todo a determinados niveles, van tan unidas que no caben las ocurrencias, sino la negociación y la inteligencia. Si algo está demostrando esta tremenda crisis de las cajas es que Galicia debe repensar su manera de hacer política, dentro y fuera. Porque si nos salvamos de esta es casi por casualidad.