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domingo, 05 de mayo de 2024 10:13h.
Opiniones

Salgado hace el papel que ‘Mafo’ no puede

El Banco de España firmó un compromiso con la fusión de Novacaixagalicia (NCG) que le condiciona; es decir, no puede cargarse algo que avaló con su palabra y por escrito hace solo unas semanas. Por eso desde el organismo regulador que controla ‘Mafo’ se limitan a decirle a la caja y a la

El Banco de España firmó un compromiso con la fusión de Novacaixagalicia (NCG) que le condiciona; es decir, no puede cargarse algo que avaló con su palabra y por escrito hace solo unas semanas. Por eso desde el organismo regulador que controla ‘Mafo’ se limitan a decirle a la caja y a la Xunta que por ellos hay que seguir adelante con el plan de negocio. En realidad, no es verdad, está contándoles un cuento. El Banco de España, orientado por Botín, ha presionado a la Moncloa para que desde el Ministerio de Economía se le aprieten las tuercas a las cajas, y en particular a aquellas que no se transformaron en SIP, léase bancos. Por eso Elena Salgado está haciendo lo que hace: darle caña a las cajas un día sí y el otro también. El último hachazo fue ayer, por tierra, mar y aire: core capital del 10% por si fuese poco el del 8%, filtración de noticias retirando el aval del Estado a la renegociación de la deuda... No hace falta ser muy listo para caer en la cuenta de que con estas noticias en la calle ni es posible trabajar con normalidad desde la caja ni es seguro que la gente siga confiando, como confía, en las entidades de ahorro. Más de uno debería reflexionar sobre ello, porque mira que le dan duro a las cajas y los clientes siguen confiando en ellas. Por tanto, como el Banco de España no puede descalificar una operación que avaló en diciembre, le viene bien que el Gobierno le busque las cosquillas a la caja gallega, para que sea ésta la que pida ayuda a ‘Mafo’. De este modo, si pasa lo peor, nadie podría decir que el Banco de España ha intervenido, sino que la caja gallega ha pedido papas. Jugadas así, aunque a otro nivel, ya le habían hecho algunas a Caixa Galicia cuando aún la dirigía José Luis Méndez. Ahora las hacen a la vista de quien quiera verlas.

Para NCG es poco menos que imposible hacer frente a esta intervención política y para la Xunta es un escenario desesperante. El presidente Feijóo y su conselleira Marta Fernández Currás tienen razón cuando piden un escenario claro, unas normas básicas, para poder atenerse a algo concreto y no luchar en medio de la niebla contra los fantasmas de Madrid, que por cierto son del Gobierno, del Banco de España y alguno que otro también del PP. Feijóo tiene que conciliar así intereses encontrados dentro de su propio partido y una operación de acoso y derribo desde el Gobierno. ¿Qué salidas tiene? No muchas y cada vez menos. O pacta con Madrid, negociando de paso un plan de rescate con las grandes fortunas de Galicia, o se tira al monte. Es algo histórico lo que está en juego, como dice el profesor Josep Maria Vallès. La privatización de las cajas es la desamortización del siglo XXI, del mismo modo que en el siglo XIX hubo la desamortización de las tierras de la Iglesia y en el siglo XX la desamortización –privatización– de las grandes empresas públicas. Cuesta entender de todos modos que teniendo como tiene Galicia varios ministros en el Gobierno de España, siendo gallegos los que mandan en el PP y en el PSOERajoy y Blanco– y residiendo aquí casi la mitad de las primeras diez fortunas de España, Galicia se quede sin un sector financiero propio; es decir, que se quede sin una herramienta estratégica para su futuro, ya que el poder está realmente ahí, donde está el dinero. Lo demás es cascarilla.

>> POST DATA: De rodillas

La vicepresidenta económica, Elena Salgado, quiere a las cajas de rodillas y contra la pared. Dicen que nació en Galicia pero viendo lo que hace y dice no parece que le importe mucho la tierra de su familia.

El esfuerzo extraordinario de solvencia que la ministra de Economía exigirá a cajas de ahorros como Novacaixagalicia, supuestamente por las dificultades que tienen para financiarse en los mercados mayoristas, será de entre el 9% y el 10%, es decir, hasta dos puntos por encima del 8% que deberá cumplir el resto del sector financiero y desde luego muy superior a los mínimos de cualquiera de los países de la Unión Europea o de los niveles que marcan los propios reguladores internacionales.

Realmente, todo esto ya es alucinante. O no, claro, porque de lo que se trata en el fondo no es de hacer cumplir este imposible, sino de que las cajas levanten la mano y pidan ayuda al Banco de España, que enseguida les mostrará el camino de la privatización. Más claro, agua. ¿O no?