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sábado, 18 de mayo de 2024 03:17h.
Opiniones

Otro año difícil por delante en Galicia y en España

Presionado por la Unión Europea y con muy poco margen de actuación, el Gobierno de Rodríguez Zapatero quiere recuperar la confianza de los mercados internacionales donde España se financia al precio que sea.

Presionado por la Unión Europea y con muy poco margen de actuación, el Gobierno de Rodríguez Zapatero quiere recuperar la confianza de los mercados internacionales donde España se financia al precio que sea. Después, ya se verá si esa confianza también germina en el interior del país. Por eso contrae el gasto y presupuesta una rebaja del déficit, la mejor manera de indicarle a los mercados que la deuda española no ofrece riesgos. En este sentido, los Presupuestos Generales del Estado reducen el conjunto del gasto público el 7,9%, si bien no más del 3% si se comparan con los gastos ya recortados de 2010.

En resumidas cuentas, la prioridad de Zapatero es la reducción del déficit público, que ahora va camino de alcanzar el 6% en 2011, tras haber previsto cerrar este año con un 9%. Otras interpretaciones que se hacen desde el Gobierno en positivo y desde la Oposición en negativo hay que tomarlas con mucha cautela, porque lo que está ahora en juego es controlar el déficit. Si de paso se logra la recuperación económica y con ella aumenta el empleo es hoy por hoy una incógnita. Del mismo modo, parece exagerado hablar de manera entusiasta del gasto social, por mucho que suban un 1% las pensiones mínimas. Claro que eso tampoco justifica decir que todo es un desastre, como insinúa el PP; entre otras cosas, porque si Mariano Rajoy recupera el poder para la derecha en 2012 puede encontrarse con muchos deberes hechos.

Quizá lo peor es que el Gobierno socialista admite para 2011 una tasa de desempleo superior al 19%, de modo que dentro de un año tendremos prácticamente los mismos parados que hoy. Por lo demás, en materia fiscal, hay mucho maquillaje y poca sustancia; en política de inversión, recortes importantes, y para el empleo público, más de lo mismo: menos plazas y congelación del salario de los funcionarios. Posiblemente se están sentando las bases de la recuperación a medio plazo, pero a corto toca sufrir, incluso si el Ejecutivo cumple su anunciado objetivo de un crecimiento del PIB del 1,3% en 2011. Lo preocupante es que generalmente el Gobierno suele ser optimista avanzando datos y si sus previsiones ya son malas, casi es mejor no imaginar cómo puede ser la realidad a un año vista. Si se pudiera habría que pensar ya en 2012, año en el que por cierto habrá elecciones, si antes no pasa nada.

Las cosas pintan igual de mal en Galicia, donde los presupuestos de la Xunta también se contraerán, salvo que el presidente Núñez Feijóo apueste por elevar los impuestos, dentro de los márgenes que todavía tiene. Sucederá otro tanto en los ayuntamientos, cuyo esfuerzo fiscal es especialmente bajo en Galicia, sobre todo en el medio rural. El momento puede ser idóneo para replantear el papel de las diputaciones e incluso el de muchos ayuntamientos, que no deberían seguir como están, a riesgo de que se los coma la miseria o la insolvencia.

Feijóo también deberá ser cauteloso a la hora de hablar de deuda y de déficit, porque aunque tiene margen para algunas cosas, para otras no. Como avanzó el catedrático de la UDC y ex miembro del Consello de Contas de Galicia, Xaquín Alvarez Corbacho, en un foro organizado por el profesor Santiago Lago y patrocinado por el grupo de Emilio Pérez Nieto, la suma de la deuda financiera de la Xunta, la deuda producto de los contratos públicos con empresas privadas –básicamente para infraestructuras– y la deuda con el Estado por liquidaciones pendientes ascenderá en 2012 a 15.000 millones de euros, un 26% del PIB de Galicia. Como para tomar nota.

¿Conclusión? Un año difícil por delante para Galicia y el resto de España, y muchas dificultades para distinguir a Zapatero de Rajoy o Feijóo por su discurso en política fiscal y económica. Como ya observó el catedrático de la USC Xavier Vence en Xornal de Galicia, “tan só o exercicio demagóxico de oposición leva a aguilloar as contradicións do Goberno”, mientras Feijóo sigue actuando como “goberno de oposición”. Más claro, agua.