Buscar
lunes, 06 de mayo de 2024 18:51h.
Opiniones

Obama, de la ilusión al poder

“We just made history” (Hicimos historia). Ese mensaje fue la esencia del e-mail que el presidente electo de EEUU envió en la madrugada del 5 de noviembre a sus seguidores de todo el mundo. Firmaba: “Barack”, a secas. Ya no era un sueño: 45 años después del discurso del asesinado Luther King, el joven senador demócrata de Chicago se convertía en el primer presidente negro de los EEUU.
“We just made history” (Hicimos historia). Ese mensaje fue la esencia del e-mail que el presidente electo de EEUU envió en la madrugada del 5 de noviembre a sus seguidores de todo el mundo. Firmaba: “Barack”, a secas. Ya no era un sueño: 45 años después del discurso del asesinado Luther King, el joven senador demócrata de Chicago se convertía en el primer presidente negro de los EEUU. Aquella madrugada también afloró el mensaje mágico: “El cambio ha llegado a América”, como dijo el propio Obama en su primer discurso ante miles y miles de seguidores congregados en la fiesta organizada en el Grant Park de Chicago. Pero lo que sigue lejos de llegar a América y a Europa es la salida de la crisis en la que nos hemos instalado de manera atropellada en los últimos meses. Es lógico, por tanto, que no sólo EEUU tenga puestas sus esperanzas en él. Es más: rara vez un político es más moderado que sus seguidores sobre sus propias expectativas. Hasta en eso Obama es singular.

Gran parte del mundo está pendiente de lo que haga desde la Casa Blanca, al frente de la primera potencia del planeta. Entre otras cosas, porque en medio de la crisis global, Barack Obama es la esperanza de mucha gente que, como él, recibe una muy mala herencia de George Bush y su política neocon.

Para las relaciones de España con EEUU se abre también una nueva etapa, tras los desencuentros del conservador Bush con el presidente socialista Zapatero, ni siquiera suavizados con la participación del jefe del Gobierno español en la cumbre del G-20. En sus primeras llamadas a otros líderes, Obama colocó España al nivel de China, Rusia, Arabia Saudita, Pakistán, Egipto, Italia, Turquía y Ucrania. Días antes había hablado con Canadá, México, Reino Unido, Israel, Francia, Alemania, Japón, Corea del Sur y Australia. Por tanto, no parece difícil saber cuáles son sus prioridades ni su contexto, en un momento en que empresas y bancos occidentales corren el riesgo de caer en manos de árabes y otros inversores de países como China, India y, en menor medida, Rusia. Infinidad de bancos y multinacionales cuestan ahora en Bolsa cuatro duros y eso es un riesgo para Occidente; sobre todo, para su descontrolado sistema financiero.

No es la primera vez que sucede que inversores árabes y japoneses se hacen con empresas emblemáticas de EEUU y de algunos países europeos, pero en cambio son escasas las experiencias de incursiones de ese tipo en los capitales de los grandes bancos. Es lo que explica, entre otras razones, que muchos Estados hayan salido al rescate de sus bancos de bandera. Porque no se trata de que no haya dinero en el mundo, sino de ver quién lo tiene.

La mayoría de todas estas cosas van a depender de la política de Obama, a quien también le aguardan importantes conflictos en distintas partes del planeta, empezando por Oriente Medio, donde se supone que tendrá algún gesto con la masacre cometida por Israel en Gaza.