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lunes, 06 de mayo de 2024 17:25h.
Opiniones

Nuestro Obama se nos puede ir

América fue para Europa una conquista y terminó siendo una tierra de acogida, a la que muchos españoles y europeos llegaron para saciar su hambre o recuperar la libertad perdida; los menos quizá en busca de aventura y sólo los horteras, con ganas de dar la nota. Como resultado de todo ello, son millones, que no miles, los españoles residentes en el continente americano.
América fue para Europa una conquista y terminó siendo una tierra de acogida, a la que muchos españoles y europeos llegaron para saciar su hambre o recuperar la libertad perdida; los menos quizá en busca de aventura y sólo los horteras, con ganas de dar la nota. Como resultado de todo ello, son millones, que no miles, los españoles residentes en el continente americano.

Ser ‘gallego’ en muchas partes de América es una forma de ser español pero sobre todo debería ser una manera de recordarnos para siempre que hemos sido emigrantes y que los americanos, del norte, del centro y del sur, jamás nos echaron de su tierra, porque suya es a pesar de que los desalmados crean que alguna vez fue de ellos, producto de una conquista colonial.

Al otro lado del Atlántico se respira de otra forma, puede que se valore la vida de otro modo y su experiencia democrática presenta el contraste de una vanguardia en el norte no secundada durante años ni en el centro ni en el sur. Pero con el tiempo, ese bálsamo que lo cura casi todo, fue arraigando en América la vieja cultura europea del voto, revitalizada a su manera en un país joven como Estados Unidos, que lleva casi un siglo erigiéndose como la primera potencia mundial. Y por eso mismo no apartamos los ojos de cuanto allí acontece, máxime ahora que cabe la esperanza, con el permiso del conservador John McCain, de que un afroamericano, Barack Obama, sea por primera vez presidente demócrata de los Estados Unidos.

Si Obama se hubiese criado en algún Estado europeo –sin ir más lejos en España-, quizá no habría llegado nunca a tener una opción similar, entre otras cosas porque a lo mejor su padre recibía un incentivo de algún gobierno para que abandonase el país, llevándose consigo al pequeño Obama.