Buscar
domingo, 05 de mayo de 2024 00:02h.
Opiniones

Malas noticias en España y en Galicia

A España, como ya dijo Felipe González, le queda un poco para salir de la crisis, pues aunque entró en ella con un sistema financiero relativamente menos dañado que el británico, el francés, el alemán o el estadounidense, se descuidó y no fijó a tiempo la reestructuración del sistema de bancos y cajas que otros países hicieron nada más desatarse la crisis, entre otras cosas

A España, como ya dijo Felipe González, le queda un poco para salir de la crisis, pues aunque entró en ella con un sistema financiero relativamente menos dañado que el británico, el francés, el alemán o el estadounidense, se descuidó y no fijó a tiempo la reestructuración del sistema de bancos y cajas que otros países hicieron nada más desatarse la crisis, entre otras cosas porque no tenían más remedio. En realidad, el ex presidente se queda algo corto en el análisis, ya que la crisis española no solo es financiera sino también económica, al haberse derrumbado uno de sus pilares básicos, la construcción, que junto con el turismo había dado pie al llamado milagro español, cuando este país levantaba más viviendas que todo el resto de Europa junto y era el campeón continental en la creación de empleo.

Por desgracia, todo aquello es historia y las cosas están mal y amenazan con seguir mal, al menos para el sector financiero, que es determinante para salir de la crisis, ya que sin crédito el país continuará parado. Buena prueba de ello es que la nueva Autoridad Bancaria Europea, encargada de gestionar las llamadas pruebas de resistencia a los bancos y cajas, ha trazado un hipotético escenario muy duro para España, que comprende recesión este año y el que viene y un aumento del paro al 22%, lo que supondría unos cinco millones de desempleados. Lo más probable es que esta agencia se proteja de antemano por exceso, para que no se repita el fiasco de los stress test del pasado verano –todos sabemos lo que pasó poco después con los bancos irlandeses–, pero aún así no indica nada bueno, ni ayuda a crear un clima de confianza.

Por si fuese poco, el contexto internacional tampoco ayuda. Las verdaderas consecuencias económicas del desastre sísmico de Japón aún estar por conocerse y el clima bélico en Libia, donde España está implicada económica y militarmente, constituye otro nubarrón. Son días en los que viene a cuento tener presente aquello que John F. Kennedy denominó cómo la fortaleza moral e intelectual que precisamos. Especialmente en Galicia, donde el reciente Debate sobre el Estado de la Autonomía no nos sacó de ningún apuro y donde ahora sigue planeando una gran duda sobre el futuro de Novacaixagalicia, su principal institución financiera.

Desde Madrid, tanto el Banco de España como el Gobierno y, a su nivel, algunos medios de comunicación siguen teniendo en su punto de mira crítico a algunas cajas de ahorros y a la de Galicia en particular. La nueva amenaza se llama ahora Autoridad Bancaria Europea. El argumento o pretexto: el riesgo de que el banco que pretende crear Novacaixagalicia no supere las pruebas de stress test. Hemos llegado a tal situación de descrédito político que no es de extrañar que algunos ya tengan la desfachatez de cuestionar incluso el AVE a Galicia.

El presidente de la Xunta, la cabeza visible de este país y la máxima autoridad del Estado en Galicia, tiene dos opciones: seguir de campeón o darse cuenta de lo que se le viene encima. También a él.