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domingo, 05 de mayo de 2024 00:02h.
Opiniones

Es difícil pero hay que intentar salvar NCG

En España se le da mil vueltas a legislar sobre infinidad de asuntos, muchos de ellos de escasa importancia.

En España se le da mil vueltas a legislar sobre infinidad de asuntos, muchos de ellos de escasa importancia. Sin embargo, parece posible acometer una de las mayores operaciones de la historia, la recapitalización de las cajas –léase privatización y bancarización–, mediante filtraciones periodísticas, de algunas de las cuales ha sido beneficiario, por cierto, Xornal de Galicia, al avanzar algo que ahora se confirma: el Gobierno prepara un plan para la reestructuración de las cajas, entre ellas lógicamente Novacaixagalicia (NCG), que aquí nos importa mucho pero que en Madrid es una más, y a veces incluso algo peor.

Estamos, por tanto, ante una situación de aparente emergencia financiera y a la vez ante un desafío al Estado de derecho, ya que al menos sobre el papel la Xunta de Galicia también tiene competencias en esa materia, compartidas con el Banco de España.

Como no se trata de un mero invento de Mafo, es evidente que en las cajas se han hecho mal las cosas y que estas históricas entidades de ahorro quedaron atrapadas en la crisis inmobiliaria, hasta el punto de que ahora apenas tienen acceso al capital. Es más, el mero reconocimiento del problema financiero de las cajas ya ha devuelto cierto ánimo a los mercados, puesto que la Bolsa subió y la prima de riesgo bajó tras los anuncios de recapitalización que hicieron Zapatero y Rubalcaba. Aún así, faltan explicaciones y, sobre todo, detallar las medidas con transparencia y no solo mediante filtraciones.

Pero todo eso estaría muy bien si no supusiera riesgos tremendos para el futuro de Galicia, que en esta jugada del Banco de España pesa más bien poco. Además, desde Madrid se habla con tal desprecio de las cajas y las autonomías que ya se olvidan de lo que también hicieron ellos, tanto desde el Gobierno como desde el propio Banco de España. Y aquí, la verdad sea dicha, ni unos ni otros son inocentes.

¿Quién tiene la sartén por el mango? A esta hora, el Banco de España, que ha convencido a la Moncloa de que hay que hacer cirugía, en vez de seguir con los cuidados paliativos que proponen tanto el Ministerio de Economía como ciertos sectores del PSOE, menos ultraliberales que Mafo. Pero la presión de los mercados es tal que Zapatero parece entregado al veterano gobernador, a quien la jefa de Economía de Xornal, Lara Graña, ha bautizado con acierto como el nuevo vicepresidente del Gobierno. Estas son las reglas y con ellas habrá que jugar sin apenas tiempo. Por eso es tan importante la reacción política y financiera de Galicia, donde primero se intentó eludir el problema y después se hizo el silencio. Por mucho que estemos hablando de un problema de ámbito español, no nos engañemos: ni los catalanes ni los vascos saldrán perdiendo. Por algo será que ellos siempre se salvan y los gallegos nos quedamos atrás.

Desde Galicia, a veces incluso tenemos miedo a afrontar los debates. Peor aún, montamos escándalos por asuntos de menor cuantía y nos callamos ante la mayor operación económica de la historia. Cuando hay que moverse –con pragmatismo– es ahora. De nada servirán los lamentos posteriores.