Rajoy, entre el rescate y la intervención
Inmerso en un aluvión de críticas, en la prensa y en las redes sociales, por dejar que su ministro de Economía diese la cara el día del rescate bancario de España, el presidente Rajoy decidió –al fin- comparecer ante los medios, poco antes de salir hacia Polonia para ver jugar a España ante Italia en la Eurocopa. Sin las reformas, hubieran intervenido España, vino a decir el jefe del Gobierno, que evitó hablar de rescate, a diferencia de la prensa internacional.
Si a todo esto no se le quiere llamar rescate o intervención -para situarnos, 100.000 millones es casi el importe anual de las pensiones en España y dos veces la recaudación por IVA- es por el estigma asociado a tales palabras en los tres países que precedieron a España en este tipo de operaciones: Grecia, Irlanda y Portugal. Pero la realidad es la que es. De hecho, la persistencia de ese círculo vicioso llamado bucle diabólico –el que mezcla la vulnerabilidad de la banca con el deterioro de la deuda pública- ejerce una influencia dañina sobre la financiación de las empresas y, en definitiva, sobre su inversión y el empleo, como deduce el economista Emilio Ontiveros. Y sin crecimiento no hay trabajo. Sólo más pobreza, que es lo que estamos viendo. Para que vuelva el crédito también hace falta una actividad productiva sana y un nuevo modelo económico alternativo al ladrillo, que España aún no tiene. Ése es el verdadero problema de fondo, y de conjunto. @J_L_Gomez