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viernes, 19 de abril de 2024 11:04h.

Dividido pero con dirección

A comienzos del siglo pasado, el emergente nacionalismo gallego dirigía a la sociedad una propuesta inequívocamente democrática, republicana y nacionalista, que con los años incorporó cierta dosis de reformismo social, con rasgos que hoy podrían asimilarse a la

A comienzos del siglo pasado, el emergente nacionalismo gallego dirigía a la sociedad una propuesta inequívocamente democrática, republicana y nacionalista, que con los años incorporó cierta dosis de reformismo social, con rasgos que hoy podrían asimilarse a la socialdemocracia. El marxismo estaba entonces ausente de la ideología nacionalista, que no engarzó con el comunismo hasta la creación de la UPG, a comienzos de los años sesenta del siglo XX. Digamos que el nacionalismo gallego tardó mucho en ser rojo y que cuando lo fue, ya integrado en el BNG, no siempre pudo hacer del rojerío su principal bandera. ¿De qué es ahora el Bloque? ¿Solo es de izquierdas? ¿Acaso un frente de izquierdas que también admite a partidos de centro como el PNG y que da como resultado un programa socialista o socialdemócrata? Todo indica que el BNG está dando un giro a la izquierda, manteniendo su nivel de nacionalismo. De hecho, la UPG, un pilar ideológico y organizativo del nacionalismo gallego, ha vuelto a imponerse este fin de semana como la fuerza de referencia del BNG, que además de ser un partido también es un frente donde se juntan militantes independientes y partidos de distintas tendencias.

Jorquera es un político pragmático, de buen talante personal, capaz de llegar a acuerdos

La primera conclusión de la asamblea es que el BNG decidió democráticamente endurecer su línea política y que la UPG encontró apoyo de la militancia para mantener su hegemonía. Con el apoyo mayoritario de la asamblea, la UPG derrota de este modo a quienes en el BNG parecían representar la historia (Xosé Manuel Beiras) y el futuro (Carlos Aymerich). De paso, el modelo asambleario del BNG propicia que tenga que competir con un candidato a la presidencia de la Xunta (Paco Jorquera) que no es el líder de la organización y que tiene poco más del 50% de apoyo. Es el precio de una confrontación con un resultado ajustadísimo, al borde del empate técnico.

Los derrotados, entre ellos líderes carismáticos y de mucha talla política a nivel personal, fueron incapaces de implantar un discurso alternativo al de la UPG, más allá de estar contra la UPG, que sigue siendo una fuerza dominante porque muchos nacionalistas, sin ser de la UPG ni comunistas, ven en los seguidores de Paco Rodríguez un anclaje sólido. Y es que este hombre a menudo tan denostado y temido tiene el valor de ser el guardián de las esencias y el impulsor de una serie de movimientos que van más allá del BNG, empezando por la CIG, el segundo gran sindicato de Galicia, con más de 60.000 afiliados. Dentro del nacionalismo hay y hubo líderes, como Anxo Quintana, que tienen una visión más próxima a la del convergente Artur Mas o a la del progresista Lula que a la del sindicalista Suso Seixo, el líder de la CIG, pero Galicia no es Cataluña ni Brasil. Y quizás aquí aún es necesario que pase tiempo antes de que las cosas se vean como en Cataluña o en Brasil; no sólo en el BNG, también en el PSdeG-PSOE, como están observando Pachi Vázquez y Francisco Caamaño.

En resumidas cuentas, un pequeño partido comunista, la UPG, de apenas un millar de activistas, sigue siendo capaz de liderar un frente político de unos 8.000 militantes que a su vez es capaz de atraer el voto de más de 300.000 gallegos, quienes de ese modo se ven representados en ayuntamientos, alcaldías, diputaciones y los parlamentos de Galicia, España y Europa. No hay ningún otro caso así en las restantes democracias occidentales, es un modelo único, quizá más descalificado que analizado. Pero la UPG no es un gran partido por ser comunista, sino por tener gente tan preparada como disciplinada, capaz de entender que sus objetivos finales no son precisamente de corto plazo.

De encauzar el futuro del BNG se encargarán ahora Jorquera, que será el candidato a la presidencia de la Xunta, y Guillerme Vázquez, centrado en la organización y la portavocía. Por primera vez, ambos puestos estarán en manos distintas, un poco al estilo del PNV, que elige por separado a su presidente y a su candidato a lendakari. Jorquera es la gran novedad, ya que Vázquez venía desempeñando más o menos el mismo papel. El hasta ahora portavoz del BNG en el Congreso es un político pragmático, de buen talante personal, moderado y capaz de llegar a acuerdos, lo que sin duda agradecerán en el PSdeG-PSOE, sobre todo si vuelve a darse el caso de que juntos, como ya ocurrió en 2005, tienen más escaños que el PP en el Parlamento de Galicia y optan por un nuevo bipartito.

Queda por verse ahora cómo se integran los derrotados y si algunos de ellos optan por abandonar el BNG y, en su caso, crean un nuevo partido. De momento, quizá porque aún estamos en el invierno, da la impresión de que fuera del Bloque hace frío. @J_L_Gomez

> El País 30-01-12